Historia del Azafràn
La historia del azafrán corresponde a
uno de los cultivos más antiguos de la humanidad que se remonta a 3.000 años
y abarca diferentes culturas,
continentes, y civilizaciones. El azafrán, es una especia que se obtiene de los estigmas de la flor de Crocus sativus, planta que crece hasta alcanzar poco más
de 15 cm de altura. Esta especia ha permanecido a lo largo de la
historia y en todo el mundo como una de las sustancias más caras (en relación
con su peso). Denominada a veces como "oro rojo", su valor suele estar
comparado en proporción entre cinco veces al de la vainilla y cerca de 30 veces del cardamomo. Posee un sabor amargo, una fragancia similar al heno,
así como unas notas ligeramente metálicas, el azafrán se ha utilizado tanto
como condimento, fragancia, tinte,
y fármaco contra algunas enfermedades. Se sabe que el azafrán es
nativo del sudoeste Asia, pero fue cultivado inicialmente en Grecia.
Dos
flores de azafrán en la Prefectura de Osaka,
Japón
|
Medio Oriente
Se han encontrado pigmentos basados en azafrán en
algunas cuevas pre-históricas, en lo que hoy en día es territorio de Irak,
en dichas cuevas se representaban algunos animales en libertad, la antigüedad
de estas pinturas se ha datado en 50.000-años. Posteriormente se sabe que los sumerios emplearon el azafrán como un ingrediente en sus
pócimas mágicas y remedios. A pesar de ello se sabe que los sumerios no
hicieron cultivo de la flor, se dedicaban simplemente a recolectar los
ejemplares silvestres en la creencia de que sólo la divina intervención
permitía al azafrán tener sus propiedades mágicas y medicinales. Tales
evidencias proporcionan una idea del azafrán como una mercancía, transportada
desde largas distancias antes del florecimiento de la cultura minoica en el
segundo milenio antes de Cristo. El azafrán fue honrado como una especia olorosa
durante tres milenios antes en el Hebreo Tanakh.
En la antigua Persia, el azafrán (Crocus sativus
'Hausknechtii') fue cultivado en Derbena y Isfahán en el siglo X. Se han encontrado hilos de
azafrán en el entretejido de algunas alfombras y objetos funerarios que datan de esta época. El azafrán fue empleado como parte del ritual
de ofrenda a los dioses . Fue empleado como un colorante que
proporciona un fuerte amarillo, así como perfume, y medicamento. Los hilos de azafrán se dispersaban
por las habitaciones, por la cama y se tomaba en infusiones con el objeto de curar la melancolía. En realidad los hilos de azafrán se empleaban
frecuentemente en la condimentación de diversos platos, aromatizar tés y
era muy apreciado por los extranjeros que acudían a Persia por creer que tenía
efectos narcóticos y afrodisiacos. Esta creencia generó miedo a
los viajeros que una vez allí se les servían platos con azafrán. Además el
azafrán se disolvía en madera de sándalo junto
con agua para ser empleado como agente limpiador de la piel, y poder soportar
el abrasador sol de Persia. Posteriormente, el azafrán persa fue empleado con
cierto hábito por Alejandro Magno y sus
tropas durante las campañas sobre Asia. Lo empleaban en la elaboración de sus tés y
en los platos con arroz. Alejandro lo empleaba directamente en el agua caliente
del baño en la creencia de que sanaba las heridas de guerra. Se sabe que aconsejaba esto a
cada uno de los hombres que estaba bajo su mando. Los soldados griegos tomaron
estos consejos como una creencia acerca de sus propiedades curativas y
continuaron con su práctica cuando retornaron tras las campañas a Macedonia. El cultivo de azafrán alcanzó a la que ahora
es Turquía, concentrando su cultivo en el norte de la ciudad de Safranbolu (la ciudad del azafrán); el área es conocida hoy en
día por sus festivales anuales dedicados a la recolección del azafrán.
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